La cuenca minera de Bizkaia y de su zona anexa de Castro Urdiales fue la principal proveedora de mineral de hierro a nivel mundial desde 1882 a 1913, años a los que sigue una explotación en progresiva decadencia que alcanza hasta su clausura en 1994. Su destino principal fue la siderurgia inglesa y europea; aunque en inferior medida también abasteció las factorías locales de la Ría de Bilbao. Dotándose al efecto de sistemas de tratamiento y de transporte terrestre y marítimo: hornos de calcinación, planos inclinados, tranvías aéreos y cargaderos, más las flotillas nacionales e internacionales. Estableciéndose una estrecha vinculación entre las instalaciones portuarias de la Ría y de la costa occidental con el amplio hinterland minero, con centro en los montes de Triano y Matamoros, pero que alcanzaba las inmediaciones de los puertos y villas de Bilbao y de Castro Urdiales. Dando origen a una compleja gama de relaciones de sociabilidad, tanto formales como -sobre todo- informales. Pero, la minería pertenece al grandioso pasado contemporáneo de la economía y de la sociedad vizcaína de la industrialización, objeto de estudio de muchos de nuestros historiadores. Sin embargo, ha dejado un rico legado patrimonial compuesto de numerosos recursos. A nivel material, tanto de poblaciones mineras como de las precitadas instalaciones al servicio de la explotación y transporte del mineral de hierro. E inmaterial: creencias, rituales, fiestas y deportes que aún apuntalan y actualizan la memoria de la identidad minera obsoleta, además de un paisaje renaturalizado tras el cese de la actividad extractiva, trasportista y comercial. Si la historia estudia ese pasado, corresponde a la socioantropología estudiar un presente donde la preservación y rehabilitación de elementos patrimoniales está supeditadas a la identificación colectiva, a su puesta en valor con fines recreativos y didácticos, al turismo y a las colecciones museísticas, a la evocación de la memoria grupal y en definitiva a la reinterpretación de la identidad local y/o comarcal resemantizada en la transmodernidad. Estos recursos son activados selectivamente por agentes institucionales y asociativos, que tratan de rehabilitar el patrimonio minero en su integridad, mediante una novedosa puesta en valor.